En la forma más pesimista acudí al psicólogo, después de compartir lo que sentía me dijo que a veces teníamos pensamientos abrumadores más intensos que nuestrossentimientos regulares; estos sentimientos pasan el rato en nuestra cabeza y afectan lo que pienso y también mi comportamiento. Nos detienen al hacer lo que queremos en nuestra vida. Eso era exactamente lo que me estaba pasando.Mi terapeuta me explicó que al igual que mi estado físico necesita atención, así mismo nuestro cerebro y mente necesitan bienestar, atención, son una parte fundamental de nuestro cuerpo. Además, algunas circunstancias traen a la superficie sin razón específica algunos otros sentimientos másprofundos que vienen de otros pensamientos, muchas veces asociados con memorias de la niñez o sucesos de nuestro pasado.  Después de escucharlo decir esto no me sentí tan solo y la verdad el hecho de hablar con alguien profesional me hizo sentir bien. En ese momento comencé a verlo semanalmente. Ya no veo a mi psicólogo semanalmente, el rio de negatividad aparece de vez en cuando, pero ahora entiendo que mi familia y amigos están ahí para escucharme. Cuando no me siento con ganas de hablar escribo, a veces practico deportes, saco a mi perro, escucho música.